Retablos, 20102021

Lo que temes te sucederá, 2010

Plastilina, stickers y tablones de madera sobre madera [Cerrado]

195 x 286 x 11 cm

Lo que temes te sucederá, 2010

Plastilina, stickers y tablones de madera sobre madera [Abierto]

195 x 286 x 11 cm

Lo que temes te sucederá, 2010

[Detalle]

Lo que temes te sucederá, 2010

[Detalle]

Lo que temes te sucederá, 2010

[Detalle]

La raza que aguanta, 2012

Bolsas de basura, cera y plastilina sobre madera [Cerrado]

195 x 143 x 22 cm

La raza que aguanta, 2012

Bolsas de basura, cera y plastilina sobre madera [Abierto]

195 x 286 x 11 cm

La raza que aguanta, 2012

Bolsas de basura, cera y plastilina sobre madera [Abierto]

195 x 286 x 11 cm

Los últimos serán los primeros, 2011—2012

Plastilina sobre madera [Abierto]

194 x 589 x 30 cm

Villa, 2012

Plastilina y cera sobre madera [Cerrado]

300 x 183 x 28 cm

Villa, 2012

Plastilina y cera sobre madera [Cerrado]

300 x 183 x 28 cm

Villa, 2012

Plastilina y cera sobre madera [Abierto]

300 x 183 x 28 cm

Villa, 2012

[Detalle]

300 x 183 x 28 cm

Políptico de Buenos Aires, 2014—2016

Plastilina, cera, alquitrán, acero, hilos de algodón sobre madera [Cerrado]

215 x 341 x 20 cm

Políptico de Buenos Aires, 2014—2016

Plastilina, cera, alquitrán, acero, hilos de algodón sobre madera [Abierto]

431 x 341 x 10 cm

Políptico de Buenos Aires, 2014—2016

[Detalle]

Políptico de Buenos Aires, 2014—2016

[Detalle]

Piedad invertida, 2017

Óleo y plastilina sobre madera y pala [Cerrado]

263 x 190 x 22 cm

Piedad invertida, 2017

Óleo y plastilina sobre madera y pala [Abierto]

263 x 378 x 22 cm

RETABLOS
El hombre, hoy, es una criatura urbana. Las ciudades se han convertido en lugares donde se experimentan nuevas formas de cohabitar y también nuevas formas de desorden social. Con demasiada frecuencia la gran urbe se asemeja a un organismo enfermo en estado de transmutación continua. Como consecuencia, la fragmentación fluida de la metrópolis se considera un punto clave en cualquier análisis social, en el sentido de que las creencias estructurales que subyacen al orden cívico se están desmoronando. La megalópolis se expande y se fragmenta en nuevos pero inexplorados espacios, articulados de forma parcial y, a la vez, enormemente fluidos y cambiantes. Son espacios que se forman y se rompen solo para formarse de nuevo de distintas maneras y en los cuales los puntos fijos de referencia han desaparecido.
Todas estas grandes ciudades padecen enormes cinturones de pobreza en sus áreas periféricas que se expanden como un cáncer o se transforman en zonas de alto riesgo, en ocasiones también en buena parte del centro de la ciudad. No puede sorprendernos de ninguna manera que los Mondongo se giren hacia estas imágenes, las villas del cinturón periférico del Gran Buenos Aires, que, fácilmente, podrían servir como paradigma de los problemas que el hombre, por sí solo, ha delineado para el siglo XXI: un gran cóctel explosivo.
La pobreza constituye la forma de vida de las villas y la violencia es su pan de cada día. No hace falta analizarestas imágenes. Todos podemos reconocerlas a lo largo y ancho del mundo: construcciones amontonadas sobre terrenos pobres y de difícil acceso, sin saneamiento ni agua potable, en zonas con riesgo de derrumbamiento, repletas de gente, con una alta tasa de natalidad y de mortalidad infantil. Este es uno de los temas dominantes en el mundo globalizado; los Mondongo(s) lo confrontan de forma directa y nos lo hacen sentir a través de sus construcciones pictóricas en tres dimensiones. Podemos recorrer visualmente la zona, sentir la pobreza, olerla, palpar la capacidad de supervivencia y resistencia de la gente y comprobar no solo la injusticia sino la indiferencia del poder frente a ella. Se escuchan las promesas electorales y se ven los resultados. La democracia es quizás el mejor sistema que tenemos, pero es manipulable. Lo que resulta sumamente interesante en la obra de los Mondongo es la mezcla del compromiso social y la preocupación estética. Estas obras no deberían ser leídas en términos de actitud elitista de seducción desenfrenada sino como una fusión necesaria de ética y estética. El buen arte, según Jacques Ranciere, debería negociar la tensión que, de un lado, empuja el arte hacia la vida y, de otro, separa la sensorialidad estética de otras formas de la experiencia sensible.
—Kevin Power, 2013