[...] Creo que aparte de la imagen artística, la humanidad no ha inventado nada de manera desinteresada. Y quizás por eso realmente el sentido de la existencia humana consista en la creación de obras de arte, en el acto artístico, ya que este no posee una meta y es desinteresado. Quizás se demuestre precisamente en ello que hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios. Estamos subvirtiendo las naturalezas muertas de la pobreza y la abundancia que te enviamos hace un tiempo, poblándolas de pequeños fantasmas inspirados en la novela gráfica de Max Ernst La mujer 100 cabezas, que a su vez estaba realizada con collages de xilografías de infinitas procedencias. También experimentando con un cuadro pintura-pintura de una escena solitaria y psicológica de una mujer tendida en una cama enfrentándose consigo misma y, en su espalda, se abre literal y realmente un túnel de cincuenta centímetros de profundidad, una cita a la nave mental de la película Solaris de Tarkovski.
—Mondongo, 2013
Tener un mundo, 2011—2012